DIGNIDAD

sábado, 5 de noviembre de 2011

LA FECHA, QUE ESTÁ AHÍ LA FECHA


Hablaba con Javi, Chirriclán, de que hoy empieza la campaña electoral. Se abre el periodo que culminará ahí abajo, el 20, un año después de que escribiera eso yo.
Cuando he salido de la carnicería, he mirado hacia donde estaba la casa en la que empecé a vivir y he recordado que allí mismo vi a mi abuelo discutir con un vecino acerca de no sé qué cosa. Y que pensé entonces que, si aquellos dos adultos, tan sesudos ellos, tan admirados ambos por mí, esgrimían argumentos bien pensados y sopesados y, sin embargo, no se ponían de acuerdo, no me era dado creer que fueran capaces de ordenar las vidas de las casas que administraban o regentaban. Me hizo mella aquella constatación de algo que sé, y he corroborado con los años vividos y experimentados: la razón, suponiendo la buena voluntad del personal, no es propiedad de nadie, en el sentido absoluto.
Empecé, ya entonces –contaba menos de 10 años, lo sé pues es la edad que tenía cuando nos mudamos de aquella casa de la calle Teruel, en San Antón-, a decirme que no fiaba en quienes gobernaban, si cada uno tenía una idea y no coincidía con la del de demás… suponiéndoles buena intención a todos, claro, lo cual es mucho suponer.
Parece, pues, que iba tomando en mi interior forma y consistencia y arraigo mi ideario político, es decir, mi forma de entender lo que Platón y Aristóteles –y supongo que Sócrates, aunque no estoy seguro- dieron en definir como el arte de organizar la vida en común, la vida en la polis. O sea, la manera de organizar la convivencia.
Sigo pensando que no confío en que, quienes gobiernan, sean tan agudos como para hacerlo bien –vuelvo a hacer la salvedad de que he de partir de la premisa de creer en sus buenas intenciones, pues, si no, habría de apagar e irme y permanecer en silencio, respecto al asunto del que hablo, para siempre-. No me es dado creer en la perfección del hombre, por tanto, ¿cómo creer que permanecerán gobernando con tino sin cesar durante el tiempo que le otorguen esa prebenda de gobernar los votantes, los sistemas o las fuerzas del jaez que sean?
El “horror”, como ha calificado alguien esta mañana a la campaña electoral, se ha puesto en marcha. Van a ser días de mucho derroche, tanto crematístico como emocional. De ilusiones y desilusiones, lícitas, honradas. Días en los que a la mayor parte de los siete mil millones que somos les dará igual todo lo que hagamos aquí. Seguirá saliendo el sol y seguirán sin comer muchos, muriendo por ello. Habrá quien haga mítines, como suele, en cualquier sitio –sea o no oportuno por el momento y el lugar- y a gritos. Habrá quien quede acogotado y acepte llamar “copago” a lo que, creyendo que ha de ser así su nombre, porque ése fue el que decidieron ponerle de la manera más cínica que se haya podido pensar y decidir, con el envidiable criterio y acierto que le caracteriza, Ignacio Escolar definió como “repago”.
Y a mi tía Abilia, que tiene sus buenos 84 tacos, y a otras muchas personas, a casi todas en similares trances, les seguirán tratando en hospitales y residencias de tú y como si fueran imbéciles o, cuando menos, bobos o, en cualquier caso, seres inferiores, esas personicas que no sé dónde han aprendido tales irrespetuosos comportamientos. Y a los que se les dé carta blanca para que practiquen sus maneras de organizar el cotarro, probablemente sigan diciendo que invertir en sanidad o educación –ramas que, en lo que cuento en este parrafico, se ven afectadas muy íntimamente- se llama “gasto” y, en carreteras, “inversión”. Esto de las palabras tiene importancia, creo yo, y Escolar las usa de modo impecable.
Bueno, he de aligerarme, que el día primero de todo esto, el oficial –que, en verdad, llevan dando la murga mucho tiempo- toca a su fin.
Como vengo insinuando, no concibo el arte de organizar la convivencia de la manera que, hoy, queda simbolizado, así que mi celebración del próximo "San Félix de Valois" será con Mateo, a su modo, y conmemorando lo que el pasado año; recordando a Tolstoi y Voltaire y, ya puestos, a Ghandi… y celebrando, también, que NO FUMAMOS NADA mi señora y yo. Que no es poco, ea.

2 comentarios:

JAIME CARBONEL dijo...

Es verdad, Roberto. A mí siempre me ha chirriado esa forma de tratar a la gente mayor, que no sé si pretendiendo ser más cercana y rocera, muchas veces en lo que roza es en la insolencia.

Anónimo dijo...

Pues mira que casualidad, pretendía escribir lo mismo que Jaime , respondiendo a tu escrito Roberto,no lo haré porque repetiría palabra por palabra,asi que reafirmo las palabras de Jaime y termino ahí.También me llamó mucho la atención el distinguir segun convenga las palabritas gasto - inversión ,has estado acertado en recalcar ese punto.

De todas formas retomando el tema electoral...habrá que tomarse grandes dosis de "aguantaformo " para soportar al ganador electoral sea cual sea su color de orientación política.Tu Roberto tienes tu idea de ver el tema y yo el mio y fijate que en los últimos meses he pensado lo retrasadicos que vamos en esto, me explico,seguimos a mi juicio divididos en dos grandes bandos , la derecha y la izquierda, pues fijate que los veo a ambos mas pasados de moda que la pana , me cansa hasta el infinito oir decir ese es facha o el otro es rojo, uffff, trasnochadismas ambas expresiones ,como me gustaría que los que aún nos queda razón para pensar y los mas jóvenes cambiasemos dando un gran giro a nuestro pensamiento por partidos nuevos , con ganas de empezar , con ilusiones , sin mancha alguna por los años que ejercidos en esos cargos llevan a su profesión política de ser un servicio al pueblo ( remunerado , claro ) a ser un dia si otro también un mundo de corruptelas y favoritismos sin nombre en todos cargos que los unos y los otros van pillando uno tras otro.

Como me gustaría, como me gustaría...ver las caras de Rajoy y de Rubalcaba atónitas al ver que un recién llegado a la política desvancaba a ambos ...como me gustaría...
Ana P.