DIGNIDAD

jueves, 30 de agosto de 2012

MIS CORRIDAS DE AGOSTO


Cavilando ante el panizo

El lunes pasado, por fin, tras quién sabe cuánto, volví a correr con Mateo. Me hube lesionado y, después de tanto tiempo, tiempo en el que él ha seguido entrenando y mejorando mucho, no se le ocurre otra cosa que “denostar mi folganza” por no escribir desde mayo. Me sentó mal. Puede que porque tenía razón, pero yo me defendí arguyendo que no se me ocurrían más que cosas que salían en todos los medios, feas o poco agradables y muy repetidas, así que yo sólo hubiera conseguido abundar, aburrir… y, quizás, amargar a quien quisiera u osara leer.

No obstante, le dije –y porque creo, insisto, que tenía razón y he decidido que vuelvo a escribir y ya está-, ya que te atreves a vilipendiarme, escribiré de lo que hablemos durante el recorrido por los caminos sin sol –por el humo que se interponía, proveniente del Moncayo- de Tauste, así que gasta cuidado.

Habló de Amparo Baró, que ha recibido un premio como actriz en Mérida, y yo recordé cuando estuve allí, hace dos años, viendo la representación de Lisístrata. Le dije acerca de mi indignación de las farsas vitales: los Borbones y su cohorte, que están todo el día representando sus pamemas, con buenos sueldos, y sin preguntar a nadie si queremos que sigan con sus monsergas. Que dan un pésame: “… manifestamos nuestro más hondo pesar…”, que dan un premio: “… queremos hacer llegar la más grande de las alegrías…” Joder, estas gentes han de ser los más en todo. Pero no se les ocurre irse lo más lejos que se pueda. A tomar pol culo o no, que me da igual, pero irse y lejos parece lo propio. Me dan vergüenza cuando los veo, a ellos y a los que se inmiscuyen en la pantomima que representan, poniendo “caricas”, haciendo gestos protocolarios… en fin, dándose importancia y dando importancia a las zarandajas más sublimes: haciendo lo que mejor hacen, el ridículo. Son ridículos. Aparte de unos sinvergüenzas. Y la gente, jodida, sin ganas de levantarse muchos días de la cama. ¡Se creen importantes, trascendentes, oye! Y están todo el día haciendo unas declaraciones de una grandilocuencia absolutamente absurda. Porque, en fin, yo vería sentido a un monarca con rasmia, violento, agresivo, absolutista, ruidoso, que gobernara con mano dura, como corresponde, que no consultara a nadie lo que quisiera hacer, que enarbolara una espada y arengara a sus huestes contra quien le contrariara lo más mínimo, fueran elefantes o cualquier otra cosa. Lo que define a un rey, vamos. Pero a que sea el jefe de un estado que es, según se dice, demócrata, pues como que no le veo sentido ni lógica. En una democracia, ¿para qué se quiere un rey, una figura que representa un papel sin que haya hecho meritaje o casting o como se llame, ni se someta a los aplausos o los abucheos, y que encima dé la misma herencia, poder recibido por el dictador y asesino anterior, a los de su ralea? Y me enardece ver al Felipito hablar solemnidades sobreactuando, representando un papel que no se cree, sonriendo de medio lado, enarcando, con cara de guasa, una ceja, como riéndose de todo y aún más, pues cobra, y no poco, de todos ésos que le aplauden y de todos los demás, los que ni le aplaudimos ni verlo queremos. Es decir, es contradictorio que se pague por representar una obrita, un sainetillo malo, a quien no se ha elegido para ello… Sin embargo, ahora que lo pienso, para la mierda de democracia que tenemos, que los bobos Borbones estén ahí lo dice todo –¿bobos digo? Sí, sí: tontos, tontos, mierda, mierda-.

Y, aproximadamente por la higuera de la Canaleta’l Indio, vimos unos paquistaníes paseando y me recordó, supongo que para hacerme cambiar de tema y de vehemencia, que dentro de unos días, en septiembre, las personas que no tengan papeles, no serán atendidas por el Seguro. Que podrán ir a la privada, o ser atendidos en la Pública, pagando 710 €, o 1.864 si tienen más de 65 tacos. Anda que… si no tienen papeles, ¿de dónde sacarán ese parné? Por un lado, le decía a Mateo, yo veo, como sucediera ya cuando gobernaba aquel Ánsar, aquel payasete -o payasito fantasmón, no sé muy bien cuál le va a semejante malasombra mequetrefe-, que el estímulo hacia todo lo privado es flagrante –cuando aquel pérfido personaje gobernó, se incrementó la Seguridad Privada “el que quiera seguridad, que se la pague” decía el mamón, y descendió el número de policías y guardiaciviles, pues no había ni oposiciones ni nada-. Y, en lo concreto de lo que hablamos, además, se trata de potenciar el Fraude Fiscal, que parece, por cierto, que es el lastre real de la economía, depauperada por chorizos, de este país. ¿Qué por qué lo digo? Pues mira: si el personal que no tiene papeles ha de pagar las consultas, el canon ése de 710 € o un seguro privado, ¿de dónde sacará el dinero? Evidentemente, de trabajar “en negro”. ¿Y no es eso la Economía Sumergida, el Fraude Fiscal? Y, por cierto, además de atestar las Urgencias –que, que se sepa, no eran los inmigrantes la mayoría de los que las usaban, ni son los que más uso de la Sanidad Pública han hecho hasta ahora, que hay datos que avalan lo que digo-, por esta tontada de Ley de la Mato ésta, la otra ley, ésa a la que alude de los años 80, ésa que dice que se cobrarán los servicios “prestados” –lo dijo ella, lo entrecomillado, textualmente, y yo lo pongo adrede, ya se verá por qué-, es una ley que, en forma resumida, venía a decir que se cobrarían a los sistemas sanitarios de sus países los servicios proporcionados al personal extranjero… recuerdo que existía un documento llamado “Compromiso de Pago”. Pues bien, se llegó a ni siquiera mandar ese documento a esos países para ser cobrados los servicios, pues ni contestaban que no iban a pagar. En resumen, los que no tengan tarjeta, dice la estúpida ministra –deslenguada o lenguaraz en todos los sentidos, incluido en el de lengua de trapo-, pagarán en el “inte”, como dice la ley de los ochenta. ¿Y los que tengan tarjeta de otros países, que suelen ser europeos y vienen aquí, a eso que se ha dado en llamar turismo sanitario, generalmente a que se les trate de dolencias… digamos más pijas, no las tan vitales –y más económicas- y necesarias de los “sin papeles”? Pues a ésos, como digo, no se les cobrará la intervención sanitaria, por tanto, no se les “prestará” el servicio sanitario sino que, como se viene haciendo, se les “regalará”.