DIGNIDAD

martes, 11 de agosto de 2009

EN VERANO AL RECREO II

Por esta vez, la escuela parece vacía

Quería yo seguir haciendo crónicas de la VI Edición de “En Verano, al Recreo” y, mira por donde, no hubo actuación este sábado pasado, lo impidió el tiempo. Mecagüen...

El sábado, día 1, estuvimos acongojados mirando para arriba y, al final, salió la sesión perfecta, por así decir. Éste, el 8, yo al menos, tan tranquilo. Ni me dio por mirar en la Agencia Estatal de Meteorología, tan claro lo tenía, tan seguro estaba de que todo iba a furular a la perfección. Tenía muchas ganas de saber qué era eso del funky show que nos deparaba el grupo Che y Moche en su obra “La Orquesta”. Uno busca en la wikipedia y halla, entre otras, la acepción de funk que os subrayo, de modo y manera que la curiosidad está palmariamente justificada.

A las siete y media empecé a correr en Sádaba la tercera edición de la “Vuelta al Pantano Valdelafuén”, con otros 55 más. Tenía fastidiado desde el miércoles un músculo de los del tríceps sural, uno que se llama sóleo, así que, como le tengo prometido a una persona que quiero hacer esa carrera mientras pueda, descansé desde entonces y me empeñé en hacerla con rasmia, pero con la rasmiez, rasmidad o rasmitud que pudiera, dejando para otro año tratar de bajar de la media hora. Me equivoqué en cuanto a lo de comer y sobremesear, así que, además de lo del musculico, salí entripáu. En resumiendo, corrí como pude, tardé 32 minutos en recorrer los 5.800 metros –que no está mal, después de todo, para como iba y para como estoy últimamente y, he de decirlo, llegaron antes que yo dos taustanos, Jesús Ángel Salas y Rosa Angoy- y veía unas nubes por la parte de Navarra, que en ningún momento me hicieron pensar que pudieran estropearnos lo del Recreo. A todo esto, siendo el 8 de agosto, corriendo y, además, haciéndolo cerca de un bombero, no me olvidé de Dana, la hija de mi amigo Miguel –el Cervantes de la caravana-, que cumplió ese día... los años que sean. ¡Felicidades otra vez, Dana!

Tras visitar a la tía Luisa, nos bajamos para Tauste. Y empezó a llover. Antes de Ejea, con calma. Pero, entre Escorón y La Venta, sin talento. En la Venta, por cierto, me acordé de mi tío Antonio "Carabinero". Allí, cuando tenía unos 10 años, tuvo que esconderse –era el año 1936- y vio que mataban a unos cuantos “de la parte de Sádaba, Uncastillo y por ahí”, tal como él dice. Con 10 añicos vio –y recuerda con frecuencia- unos cuantos cadáveres de gente asesinada por sus ideas, por tener buenas ideas; y es muy probable que uno fuera el de Conrado Echegoyen Barnese.

Pero, bien, a lo que voy. A partir de ahí apenas de vez en cuando caían unas goticas. Teníamos esperanzas, Mariajosé y yo, de que pudiera celebrarse el concierto. Nos fuimos, sin parar a ducharme, a ver cómo estaba el asunto en la escuela. Y estaba mal. No había muchas esperanzas. Hacía frío. Pero Jaime Carbonel y señora y algunas personas más, allí estaban, fieles. Los Che y Moche también estaban, jodidos pensando en que no iban a poder actuar, porque les hacía mucha ilusión; les encanta mostrar ese espectáculo. Decía uno de ellos que hubiera gustado, pues, cuando el emisor está disfrutando, transmite ese placer al público. En fin, que nos quedamos a la fresca. Aún me fui a casa, me duché –y me abrigué-, y llegué a tiempo de retirar las sillas, pues había caído una buena cantidad de agua y se había optado, definitivamente, por suspender la cosa.

Llamé a Txema para contarle la mala sombra del sábado de autos y felicitar-nos de cómo había salido siete días antes. Me expresó sus condolencias, sinceramente –no me dijo que le hacía duelo, porque no saben en Málaga decirlo, pero entendí que era lo que me expresaba-.

Al rato, en el bar nuevo, me encontré con una gente que hacía algún tiempo que no veía. Ella me dijo que les iba bien, que funcionaban como pareja. Miré a los dos, que me sonreían, y les volví a decir, como había hecho hará cosa de dos años: “no, si va a ser verdad que la terapia sexual y de pareja funciona”. Nos echamos a reír los tres. Son ellos dos personas que acudieron a mí cuando pensaban que como pareja estaban a punto de dejarlo, de naufragar. Mira por dónde, según me dijeron, desde entonces van cada vez mejor. Y recordamos cosas. Qué curioso, La Venta salió a colación, por motivos diametralmente opuestos al asunto de mi tío, en este caso la cosa era muy placentera, era por algo que se procuraron allí una noche del verano pasado, a la luz de la luna. Pero, como se decía en “Irma la dulce”, eso es otra historia -¡ay, Billy Wilder!-. Algo es algo, me decía yo, pensando en cómo había ido acabando el día.

Hay de todo, como veis. Y, qué queréis que os diga, todo afecta, incluso las cervecicas que van siendo consumidas en este verano enorme. Así que, como decíamos jugando a “Se retira tomate cagadilla”: “me se valga”.

(Por cierto, y ya que digo “me se valga”, me viene al esmo que, leyendo hoy la prensa, cuando Montoro dice lo que dice –pinchad en el último dice, joder- se me ha ocurrido lanzar una cuestión: ¿creéis que dijo lo mismo cuando se le lió la que se le lió a Julián... -jo, no recuerdo el apellido, ése que estuvo en el Rocío con Isabel Pantoja, que fue alcalde de Marbella-? Lo digo porque tan persona con responsabilidades públicas y tan honesta como pueda serlo cualquier chorizo electo, convicto e irresponsable público del PP -o del PSOE, o de IU o del Sursum corda- es, o era, el Julián al que aludo, o cualquier otro “Julián”).

Me se valga todo este maremágnum o batiburrillo (no se me pregunte qué tiene que ver todo entre sí, que no voy a contestarlo)... y esperemos poder contar más de Gabriel Sopeña que de Che y Moche.

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