Mateo
y yo gustamos de correr cuando, sin cierzo, está la mañana a entre -1o
y -3o. Así que hemos salido y disfrutado de 6 kilómetros al fresco
quieto.
Hoy,
día en el que se ha decidido reivindicar la lucha contra el SIDA. Y le he
hablado de que el miércoles pasado, el 25 de noviembre, era, también, otro día
reivindicador, el llamado de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Le
he dicho que sólo hubo en Tauste un acto, el nuestro, en el que se trataba de
poner en evidencia el hecho de que la mujer, en muchísimos casos y de forma
desconocida, vive sojuzgada hasta el terror (entre otras cosas, porque se sabe
oculta). Muchas acaban muertas: el problema no es pequeño, me parece. Y sólo
asistieron 42 personas. Trece eran de Ejea, tres de Alagón, una de Pedrola, dos
de Zaragoza… O sea, de casa, veintitrés. Me dio rabia y pena, le decía a Mateo.
No porque considere que tenga razón siempre, o porque el acto fuera una maravilla…
no. La pena y la rabia y el desasosiego y las tripas revueltas eran porque,
imaginando el símil propuesto del Iceberg, que muestra sólo una parte de diez
(es decir, sólo veríamos, metafóricamente hablando, las personas muertas, que son
alrededor de 100), habría 900 escondidas, no vistas, bajo la superficie. Si no
nos conmueve que haya, por cada muerta, 9 más que viven aterrorizadas por la
violencia cotidiana a la que están sometidas, estamos apañados.
Mateo
ha dicho que quizá no hubieran asistido por convocar el acto PODEMOS. Puede que
tenga razón. Sin embargo, había más de cuatro personas no adscritas a esa
organización. Si las elecciones hubieran sido en marzo, o la ONU hubiera
decidido que ese día fuera en junio, nosotros lo hubiéramos convocado
igualmente: no nos movía afán electoralista.
Hoy
íbamos a dar condones. Nos han dicho que no, que molestaría a muchísimos padres:
pues nada, nos hemos quedado sin explicar, entre otras cosas, que, pues se
folla, lo apropiado y lo sano es hacerlo bien.
(Agradecemos los de aquí a Amparo Bella y a Esther Moreno que vinieran y nos contaran)
(Agradecemos los de aquí a Amparo Bella y a Esther Moreno que vinieran y nos contaran)
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