DIGNIDAD

viernes, 3 de octubre de 2014

INEXORABLE LACK, LO LLAMAN



         Hasta hace poco tenía yo un amigo muy querido, Alfredo Barriga Casabona –ABC-. Ahora no, porque se ha muerto. Hace nada, un mes. Alfredo ha sufrido años y años las consecuencias de un accidente laboral que se agravaban conforme pasaba el tiempo.

         Nos veíamos poco desde hace mucho. Y siempre, cuando nos despedíamos, tenía la sensación de que faltaban por decirnos cosas. Cuando me dijo Jaime que se había muerto, a revueltas de muchos sentimientos, de otras emociones, me entró rabia por eso. Conversaciones sin nueva oportunidad, ocasiones que quedarán arrumbadas en algún cajón o desván.

         Era drástico y certero expresándose. Recuerdo que un día nos echábamos unas cervezas y dijo a Mateo, acerca de las guerras por motivos ideológicos, que cómo podía creerse eso. Decía que todas se montan por negocio y que, casi siempre, mienten quienes voluntariamente luchan cuando dicen la causa por la que lo hacen. Me acuerdo ahora de esas conversaciones al ver ante las cámaras a los “aguerridos” imbéciles que pretender instaurar eso que llaman EI. La mayor parte son personajes sin sentido social. Gustan mostrarse gamberros, hacer cosas sin sentido y con violencia. Les complace propinar daño. Molestar, romper… matar. Propenden la autodestrucción, acabar. Mienten cuando dicen algo positivo, creador, futuro. Dicen una sarta de sandeces para dar pública justificación, para conseguir adeptos.

         Sí, tenía tino Alfredo. Y temperamento y carácter peculiares. Decía cosas, las decía de maneras que podían resultar molestas en según qué casos. Y a según quiénes. Pero la brusquedad que usaba era máscara, o coraza, para esconder timidez, corazón. Pudo engañar, lo sé, no era tonto precisamente, a más de un incauto y a algún envidioso. Muchas cosas he oído respecto a él. No todas agradables: ésas las rechazo. No quiero oírlas ni las he aceptado nunca.

         Una, empero, que me conmovió, fue la que oí detrás de mí, en el coche, cuando di a mi padre la noticia. Primero hubo silencio y, cuando creía ya que no me había oído, supongo que rumiaba antes de hablar, dijo: “muy buen chico que era”.


jueves, 11 de septiembre de 2014

DIFÍCIL DIGESTIÓN

Curiosas cosas, nada más

         Ayer, por fin, corríamos Mateo y yo. Mientras, me hablaba de hoy.

         Me dijo que llevaba tiempo caviloso por unas revelaciones que le había propinado, días atrás, un político, del que no me quiso dar más datos por ser conocido. Conoce gente de la política por todos sitios y de todos los “colores”. Gallegos, astures, cántabros, vascos, aragoneses, madrileños, extremeños, andaluces, murcianos… como para adivinar quién era aquél. Me parece que pudiera ser antropólogo, sociólogo o algo similar. A lo mejor así “reduzco el círculo” y doy con su identidad.

         Añadía que esta persona sabía que muchísimos de los catalanes que quieren manifestarse votando el día 9 de noviembre, lo que pretenden realmente es mostrarse desafiantes ante quienes aparentan percibir como “los otros”, los demás españoles, contando con que la consulta no tiene valor, realmente, salvo el testimonial. Sería distinto, dice, si el resultado fuera vinculante.

         Dice Mateo que decía que sería interesante que se diera forma a eso que llama el “chef” Junqueras “clamor popular”, es decir, que se procurara legalidad a un referéndum vinculante (eso sólo puede ser, al parecer, convocándolo para todos los que habitamos España). Dice saber que en ese caso cambiarían totalmente los votos de los catalanes, tanto los que se manifestaron el año pasado por las carreteras, como los que hogaño, en el tercer centenario de la toma por los borbones de Barcelona, forman la “uve” en esa preciosa ciudad. Que muchos se sorprenderían al observar que la respuesta sería claramente a favor de la independencia; pero claramente en contra, entre los catalanes. El clamor popular por la independencia catalana parece cierto, pero fuera de Cataluña. Los catalanes saben que para ellos sería una catástrofe pues, al pagar la orquesta de la verbena, el beneficio es menor.

         Concluía diciendo que Oriol no permanecería en esa república nueva. Viviría trabajando en la Universidad de Salamanca o en la de Zaragoza, en cualquiera de ellas tendría tajo.

         Mateo, lo había olvidado, también conoce políticos catalanes.

         Pero yo, hoy, conmemoro el chandrío contra Allende y los chilenos, hace 41 años.


jueves, 7 de agosto de 2014

GAZA Y ESO (ISRAEL, VAMOS)


            Bueno, pues para que quede claro, yo no soy antisemita. Soy pro, prosemita. Soy pro cualquier cosa que no sea cosa destructora o destructiva. Por eso soy anti sionismo.

         Según las definiciones, y para centrar la cosa, semitas son los que descienden de Sem, el mayor de Noé, aquel de la biblia. Los palestinos y los israelíes son, puesto que su padre es común, hermanos. No entraré en que por eso hayan de ser, o estar, bien avenidos, no es tema que aquí tenga sentido mencionar ni dilucidar. Sí que, como digo desde el principio, es preciso puntualizar.

         Me duele lo que está pasando allí, en el territorio en el que no pueden convivir los semitas. Me hacen duelo todos los semitas, los masacrados y los que masacran. Sí, también estos últimos, pues pienso que si alguna vez tienen un atisbo de consciencia, la conciencia les va a machacar los sesos. Y, luego, el corazón. Y, si no lo tienen, como hasta ahora parece que pasa a muchos de ellos, me hace duelo que estén anestesiados e imbecilizados. Y embrutecidos, aun presumiendo los israelíes de civilizados, cívicos, cultos, y no sé de cuántas cosas más. Por cierto, Hamás, exista o no, conviene al estado de Israel: es su excusa para el genocidio.

         Lo que está pasando significa fracaso. El uso de la violencia, de la violencia genocida, o sea, “gratuita” contra otro humano, es sinónimo de fracaso. Del fracaso, por estúpido, del humano. Y los defectuosos, esos que gobiernan a bandazos, que ahora aplauden a unos golpistas en Ucrania –el poder instituido en Ucrania había salido de unas elecciones y, en cambio, quienes gobiernan ahora, lo hacen por la fuerza, como, por cierto, pasó hace 74 años aquí con aquel chiripitifláutico gallego y sus secuaces, sus esbirros facinerosos-, antes a otros en Siria, en Iraq o a los degenerados que exterminan para dar salida al negocio de las armas, con niños soldados, ébolas, SIDAS y más cosas, siguen con sus defectos provocando el suicidio, el suicidio de la humanidad.

            Podría extinguirse el humano.

martes, 24 de junio de 2014

FLIPVI

            

          No me acuerdo del origen, pero sí de que a los felipes, cuando era pequeño, o cuando aún no era mayor si se prefiere, les decíamos Flip. ¿Quizá por aquella serie en la que había un protagonista cetáceo, un delfín llamado Flipper, al que llamaba el protagonista humano, un chaval de carrillos constitucionalmente anchos, que se le hinchaban cuando soltaba la "pe", o sea, al pronunciar esas contundentes bilabiales oclusivas sordas? No lo sé.

         Ahora me viene al esmo Flip, para pronunciar al Borbón nuevo. Hasta en la sopa tendremos a Flipvi. Es algo que cuesta pronunciar, pero se me atraganta más todo lo que significa de indecencia y de desvergüenza. No sólo la institución que representa, sino él, él mismo, por ejemplo cuando menospreció a una chavala, en Pamplona creo que fue, echándole en cara que había tenido un, su, minuto de gloria. Lo dice él, cuyo mérito es... ¿cuál, qué méritos tiene o se ha ganado? Y no sólo tiene minutos de gloria, sino que su vida entera es una fantasmada. Es un oprobio vital, y ahora veo que lleva camino de ser vitalicio, el que nos propinará a los ciudadanos de mi país. Este chaval, el “meritorio”.

         Hay un médico que conozco “en Zarzuela”  –que respetaré y no mencionaré- al que pregunté en una ocasión… allá por 1999 –alto u baxo- si la piel, el esófago, el fémur, la safena externa, el hígado, incluso el corazón de paso y el cerebro, ya puestos, de estos individuos eran distintos de los correspondientes del resto de personas. Y me dijo que no, que claro que no. Así pues, que este tipo, el Flipvi digo, se permita decir a una conciudadana mía que “ha tenido su minuto de gloria” porque le dijo que ella quería una república como sistema de convivencia, me hace concluir que no es más que un indecente y que más le valía, si de tan honrado pretende presumir como lo hace de demócrata, llenándosele la boca al pronunciarlo, irse, abdicar, convocar un referéndum. Y callarse ciertas estupideces. Por supuesto.

jueves, 8 de mayo de 2014

JOAQUÍN BERGES Y LOS HUEVOS FRITOS


Joaquín, entre todas ellas (y yo mismo)

 Hoy es San Miguel en Tauste. No quiero entretener, porque no es el asunto, así que, quien quiera profundizar en ello, sírvase pinchar.

No es de lo que voy a hablar, aunque tiene algo que ver porque es hoy un día que tiene mucha relación con eso de “almorzar”, generalmente en cuadrilla. Y porque no es nada raro almorzar huevos fritos. Así, lo de los huevos fritos, cuando faltan siete años para que se cumplan seiscientos desde el asunto del famoso “Voto de San Miguel”, da pie al verdadero del que quiero hablar.

Con los libros de Joaquín, Joaquín Berges digo, con quien espero seguir profundizando en nuestra relación, me pasa como con los huevos fritos. Cada vez que, a partir del primero que leí, empiezo un libro suyo, aparte de ir viendo su marcado estilo personal, que, con todas las variaciones que haya entre uno y otro, se percibe en su peculiaridad, me acuerdo de los huevos fritos. Qué queréis que os diga.

Acabo de meterme entre pecho y espalda, con Mateo y algunas personas que prefieren no ser mencionadas, dos huevos fritos. Exquisitos. Y recordaba el último libro de Joaquín, el que se titula “La línea invisible del horizonte”. Al iniciar ambos cometidos, la lectura de cualquiera de las creaciones de este individuo o el consumo de los huevos fritos, como sé que me espera un disfrute delicioso, pienso, no soy capaz de evitarlo, en su final, en que no son eternos. Y sufro. Me ha sucedido siempre con los huevos fritos. Aunque los paladee, aunque cierre los ojos y los oídos al ambiente, aunque haga de ese condumio una aristotélica entelequia siéndoles fiel a ellos nada más, sufro porque sé que tienen fin. Y, desde que el pasado año por estas fechas tuve la oportunidad de gozar de “Un estado del malestar”, quedó incorporada esta actividad, incorporé la lectura “bergesiana” a mis hedónicas cosas, aunque dolorosas por el conocimiento de su finitud.

Joaquín no me paga ni sabe de esto, se enterará cuando lo lea. Vosotros leed sus cuatro libros.

            

lunes, 14 de abril de 2014

HOY ES 14 DE ABRIL



Harto de mucho explicar y de notar que enfrente no hay muchas ganas de escuchar, recurrí a un ejemplo para demostrar a mi alumnado extranjero que no es un capricho que exista la hache. Ni su uso. Les dije: “haré por la mañana todo es una frase que significa una cosa u otra, dependiendo del tiempo. Y de la hache”. Cuando percibí su atención y su extrañeza, escribí en la pizarra: “Ayer aré por la mañana todo y mañana haré por la mañana todo”. Dije que podríamos quitar los adverbios y seguiría entendiéndose la frase, merced a la presencia o la ausencia de la hache. Así pues, alguna importancia tiene la letra. Tras unos segundos, de masticación y deglución supongo, algunas personas bajaron los ojos, ruborizadas, a mirar sus libros y se pusieron a trabajar en silencio sus ejercicios.

Un amigo mío, de Tauste también, ha tenido su nómina y otros dineros siempre en una entidad bancaria distinta de la que yo usaba. Ambos somos taustanos. Era la explicación que le daba yo, hace muchos años, para hacerle ver lo de ser europeos. Me refería a que España siempre fue de Europa, quizás hasta cabría decir que pudiera ser el país que más tiempo lleva siéndolo, como tal. Y también que pudiera estar equivocado. Con el ejemplo pretendía darle a entender que nada tenía que ver lo de la famosa prístina CEE (Comunidad Económica Europea) con el concepto, social, o sociopolítico digamos, del ser europeos. Es decir, él estaba con una entidad bancaria y yo con otra, pero somos taustanos ambos, eso no se nos puede negar. Venía bien para explicar lo de la Unión Europea actual.

Ahora uno ve cómo se las gastan los franceses con los gitanos, por ejemplo, los españoles con los emigrantes y los alemanes con los propios europeos desempleados durante un tiempo y se queda pensativo, tratando de dilucidar si lo de ser europeos será cosa de ayer, o de mañana. O si tendrá alguna relación con la hache, que en España, siendo importante, en definitiva es muda.

lunes, 31 de marzo de 2014

CÓMO DECIRLO...



Los fabricantes de teléfonos móviles tendían a hacerlos cada vez más pequeños. De eso no hace tanto. Hoy ha cambiado la cosa, no sé desde cuándo ni por qué. Ahora parecen entostas. Hace unos meses adquirí un terminal. Elegí el que elegí, y no otro, por las causas siguientes: la primera, porque, más o menos, lo necesito; la segunda, que el anterior, pequeñico, ya había dado todo de sí; la siguiente, que pretendía que su tamaño fuera suficiente para poder obtener lo que ofrecen hoy en día estos artilugios, sin gafas; otra razón, que su precio fuera razonable, no me seducen a mí las ostentaciones, ni por marcas ni por precios. Finalmente, y este motivo ya tenía ganas de darlo a conocer, quería que su sistema operativo no fuera Android. Muchas personas, entendidas algunas y legas otras, han mostrado extrañeza, tratando de convencerme con que es el más extendido de los sistemas usados. No decidí por motivos que obedecieran a entendimiento sobre software o similares, no. Sólo me he basado en algo que para mí tiene entidad suficiente: esa palabra, “Android”, se viene usando para dar a entender algo relativo a lo humano y que significa, en origen, en griego, de forma de hombre. Varón. Así que lo rechacé porque no me gusta el cariz machista que tiene esa expresión.

También hace poco, algo más que lo de los móviles, entre los progres y los hippies se tenía a gala, y aun se propugnaba, consumir lo necesario e imprescindible. No ser “consumista”. Ahora se nos quiere convencer de que sólo consumiendo podremos salir del pozo, ruina en la que nos ha sumido la estafa del capitalismo. Lo dicen hasta los hasta hace poco “anticonsumistas”. Yo creo que no, que funcionará todo mejor cuando aprendamos a consumir realmente. Entonces se reactivarán las economías y tendrán solidez y estabilidad, porque se basarán en lo real, no en lo especulativo. Esto no es una iluminación “bíblica”, es como vive hace mucho un tal Pierre Rabhi, pudiéndose leer sus postulados y experiencia en “Hacia la sobriedad feliz”.

jueves, 13 de marzo de 2014

MIS MEJORES RATICOS DIARIOS



Hoy, como casi todos los días, he madrugado. Madrugo porque busco el rato en el que el silencio es todo, aunque a menudo todo quede en momento. Es cuando aún no ha llegado el estridor diario con sus estridentes noticias. Sus ruidos.

Hoy es un día especial para mí. Hace dos también lo fue, se cumplían los primeros 10 años desde el estruendo y el estupor del infierno en los trenes de Madrid. Hay curiosas casualidades: José Antonio Labordeta, aquel hombre bueno y humilde y sencillo, de quien tengo muy buenos recuerdos y a quien mucho añoro, cumplió 69 años el día anterior al del atentado. Desde entonces, uno que había sido alumno suyo, un botarate zascandil, un indeseable e insensato facineroso, no sé si estropeado o estorbado, o simplemente defectuoso de mollera, como muestran sus comportamientos –suscribió a Labordeta, sin avisarle, a una publicación maoísta-, ha estado continuamente achacando la autoría de los asesinatos de aquel 11 de marzo, y demás mutilaciones y secuelas, a quién sabe qué urdimbre judeomasónica, siendo consciente de que mentía. Como es imposible dilucidar para qué lo hacía, con un mínimo seguro de razón, digo que algún defecto ya tiene, ya.

Una vez la radio conectada, como anteayer y como mañana, muere la calma. Renace la cotidiana estridencia. La que hace que piense que el venezolano Maduro está verde para la democracia y sus contrincantes apetecen arrebatarle el poder, detentándolo pues. No creo que lo quieran para procurar la igualdad de todos los que allí respiran.

Se aplaude que en Ucrania, como pasó en Irak y en Egipto y en tantos otros lugares, sean derrocados los electos, sin escatimar en fuerza bruta: la cosa es que caigan. Se destrozan tierras creando guerras para vender armas y muerte, pero que nadie huya ni entre ni nos incomode en nuestros países.

Muchos desafueros y muchas mentiras. Y mucho olvido hipócrita ¡Qué estupidez, la humana! La única estupidez.


(Para no cansar, decido decir todo en trescientas cuarenta y tres palabras: siete por el cuadrado de siete. Me gusta el siete)

lunes, 27 de enero de 2014

QUERAMOS, QUE PODREMOS


Afueras del Centro de Historias: Plazuela de San Agustín.



Tengo un amigo que se llama Ildefonso. Le conté una vez algo acerca del respeto que me demostró una persona situada en alto nivel en la Universidad de Málaga, y que además era del OPUS -lo que aún me desconcertó más-, cuando se me disculpó una vez que se dio cuenta de que no era correcto asociar desorden, o caos, con anarquía. No le tembló la voz para rectificar ante… no sé, quizá doscientas cincuenta personas. Y con la cara a la vista. Hace poco llamé la atención a otra persona, que también es de nivel, intelectual y lingüístico en este caso, porque hizo, en tono de mofa, un comentario similar, es decir, asociar caos y arbitrariedad con anarquía. No voy por ahí corrigiendo al personal. Trato de razonar positivamente lo que digo y si, por ende, hay quienes se dan por aludidos y rectificados al considerar que la razón me asiste a mí y, rectifiquen en público o no, modifican su actitud o comportamiento, como yo hago cuando detecto, o se me hace saber y se me demuestra, que me he equivocado, doy por bien empleado el esfuerzo de mostrarme, de manifestarme.

Mi amigo Miguel, el Cervantes del que ya he hablado antes, me decía que venía la plataforma PODEMOS a presentarse en Zaragoza el día 23, el de San Ildefonso, patrón de Cabañas de Ebro por cierto. Me pidió que me informara, si podía, y le informara a él después. Mi amigo Miguel, estas navidades en su casa, me volvió a dar muestras -y lecciones- de lo que es ser tolerante o condescendiente. Según se ve, y como dice mi admirado Noam Chomsky, estamos inmersos en un sistema que es la subordinación al modo de gobernar de sinvergüenzas, no políticos.

En Zaragoza no hace calor el día de San Ildefonso. En el Centro de Historias, que es donde había que acudir para atender a la presentación de esa plataforma,  no cabíamos. Quizá se hubiera podido poner una pantalla y un altavoz en el exterior y verse lo que sucedía en el atestado salón de actos. Sin embargo, y dice mucho a favor de estos mozos, decidieron salir a hablarnos a todos. No cómodamente desde dentro: salieron a pasar frío con los demás a la Plazuela de San Agustín. Y allí explicaron lo que por ahí, por cualquier foro, puede leerse, lo que dicen. No voy a extenderme por tanto, aunque sí señalaré que uno que no votaba desde que le habían estafado cuando el referéndum de la OTAN, más de treinta años dijo que hacía ya de eso, se había dejado convencer y se “acercaría, después de tanto tiempo, a una de esas urnas de cristal”; un vasco, que acertó a estar viendo a unas amigas en Zaragoza y ya se pasó de paso a ver aquello, dijo que, después de haber sido siempre nacionalista, tanto votante como electo, se pasaría a arrimar el hombro, como mínimo con el voto, pues le había parecido coherente lo que allí se dijo. Dice mucho la palabra patria Pablo Iglesias. Palabra que me había dado en cambio cierto repelús a mí, desde hace mucho. Hice mía una frase de mi admirado paisano Ramón J. Sender Garcés que dice, alto u baxo (en aragonés, aproximadamente), que para él no existe la nación –refiriéndose a patria o estado-, sino el territorio, que el suyo es Aragón y a él se atiene. Y este mozo me ha hecho repensar la cosa: probablemente le tuviera manía a la palabra por quiénes y cómo la habían usado, es decir, quienes sólo consideraban que España era –es- suya. Quienes la están desmantelando para su beneficio, ésos que ahuecan la boca al pronunciarla, pero les significa algo así como “corral en el que todo me pertenece”. Él, indignado, ha buscado con ilusión algún modo de arreglar esto para todos.

No quiero cansar ni aburrir, entre otras cosas porque quiero que tenga eco lo que escribo, lo que dicen los de PODEMOS y que, en resumen, podría quedar como que pretenden la dignidad de las personas, tomando las riendas de sus propias vidas. Así que aquí lo dejo.