DIGNIDAD

viernes, 6 de mayo de 2011

LO QUE PASA ES... LO QUE PASA


El pasado lunes, el día 2, fue la Feria del Libro de Tauste. Ya era la edición decimotercera. Que se dice pronto. No voy a hacer resumen o crónica, que hay otros sitios y blogs en los que se hace, pero quiero dejar constancia de que los homenajes que se brindaron a José Antonio Labordeta fueron entrañables y el personal colaboró y se dejó llevar. O sea, que se emocionó y, en algunos casos, conoció alguna de las facetas de ese buen hombre, que tan buen de todo bueno fue.

Ayer, día 5 de mayo, la tertulia que tocaba salió muy bien. Al menos, eso me pareció a mí, por la forma en que tratamos los temas y por los temas. ¿O al revés? Se nos pasó el rato sin enterarnos, y eso es buena señal. Además, parece que al personal va interesándole y van incorporándose contertulios.

Las tertulias no tienen una definición unánimemente aceptada. Sin embargo, parece que se está de acuerdo en que no se tiene por qué estar de acuerdo en las opiniones que en ellas se manifiestan, aun cuando en más de una ocasión se llegue a acuerdos y conclusiones y propuestas acordes. Y anoche pasó de todo. Hubo de todo a lo que acabo de aludir. Y hablamos de política y de antropología y de filosofía y de poesía y de erótica y de griegos, romanos y egipcios, y de pintura y de arte y de compromiso social…

Y ahora, al ponerme a escribir estas reflexiones, me he acordado de que hoy es el día en el que empieza la campaña electoral.

Y también he recordado que, recientemente en dos ocasiones, en el servicio de caballeros de la quinta planta del edificio de Interfacultades de la Universidad de Zaragoza, me he encontrado con una concentración de limpiadoras –no menos de cinco- de cháchara. Por cierto, entra uno a mear y ellas allí se quedan, ni amago de salir hacen. Pues bien, mientras pixo, las oigo hablar y las dos veces lo hacen poniendo a caldo a alguien que no está allí. Ignoro la razón que tendrán en sus asertos, claro: no conozco a la persona ausente. En todo caso, están de acuerdo todas, lo que me hace sospechar que igual es mejor no faltar, a fin de que no te despellejen.

Total, que he pensado en que, con la que está cayendo –como gusta decir alguno de los candidatos a la alcaldía de Tauste con frecuencia alta, vamos, que es una coletilla-, en el sentido de que la ruina se cierne sobre todos y cada uno de los respiradores normales y la hambruna sobre bastantes, a lo mejor podríamos cambiar de hábitos. Me explico: en los mítines políticos lo usual es que los asistentes sean de la misma manera de pensar que los que los ofician, de modo que se ven muchas sonrisas, hay aplausos, abrazos, besos, todo muy bonito y eufórico. Pero no acabo de verle sentido práctico, amén de que tengo entendido que es una práctica ciertamente onerosa. Y me pregunto si no sería mejor, en cambio, y hablo de Tauste, que se juntaran un día en la Casa de Cultura los candidatos de las cinco formaciones que se presentan para representarnos y nos explicaran qué piensan hacer y cómo, y respondieran a preguntas que les hiciéramos los que asistiéramos… y ya está. Así no sería preciso gastar tanto en todas las cosas que se suelen gastar en estos periodos y de cuya eficacia, insisto, dudo sobremanera.

Y ahora quiero mencionar un algo que me afectó hace unos días. A Eduardo Galeano, cuyo libro “Las venas abiertas de América Latina” leí, pues me lo prestó mi amigo, el colombiano Álvaro García Hurtado, cuando me estrenaba en la Universidad, allá por 1975, le tenía en una alta consideración. Desde entonces. Y ahora no es que se me haya caído al barro, pero no ha dejado de desconcertarme, como digo, ese algo de lo que tuve conocimiento que dijo y que transcribo a continuación: En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. No creo que sea de una trascendencia supina ni mucho menos, pero sí que me parece de una frivolidad de escándalo… con la que está cayendo.

No hay comentarios: