DIGNIDAD

lunes, 28 de septiembre de 2009

UN BUEN DÍA


Bueno, pues ayer, por fin, fue un día bastante agradable.

Lo empecé con el grato regustillo que me había dejado haber visto la Contradanza de Cetina la noche del sábado, en Remolinos, como colofón del día de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro, centrándome en el disfrute de las muestras de Dance de varios pueblos de la zona. Por cierto, recordaba que me parecieron comportarse de manera poco atinada los de las televisiones en los actos que se desarrollaron en Tauste como consecuencia del luctuoso suceso de la semana pasada –supongo que sólo es su trabajo, pero hubo momentos y lugares en que metían el micro y enfocaban la cámara que no me parecieron oportunos- porque no identifiqué a ninguna grabando los dances que se exhibieron en Remolinos. Hay un dicho que dice No news, good news (no hay noticias, buenas noticias). Pero, si le damos la vuelta: Good news, no news (buenas noticias, no hay noticias), dice lo que he hablado antes.

Bueno, a lo que voy: aún saboreaba el ritmo machacón de la música y la plástica de las mudanzas de los danzantes -¿o contradanzantes?- de Cetina, cuando leí en El Periódico de Aragón un titular en el que se resaltaba un comentario de Alberto Larraz, nuestro Consejero de Economía, que decía: "El decrecimiento este año irá de tres a cuatro puntos negativos". Desayunar leyendo eso me pareció lo mejor, porque, claro, si el decrecimiento es de puntos negativos, entiendo yo que eso significa que va a haber crecimiento, ¿no? O sea, si algo baja negativamente es que sube. De manera que, aunque no entiendo de economía, ni alcance yo a saber en qué me va a afectar que crezca, me parece que he de ponerme contento... ¿o me estaré equivocando?

Aún siguió el día dándome satisfacciones, pues el CAI Aragón ganó al Natur House Rioja, al que no había conseguido ganar en la pretemporada, y sigue habiendo ganado todos los partidos de la Asobal; el Tauste, haciendo un partido majete, ganó al Villanueva, y el Zaragoza, del que sólo pude ver la segunda parte, ganó con todo merecimiento al Getafe.

Así que no me quejo del día de ayer, no.

viernes, 25 de septiembre de 2009

AUNQUE LLUEVA


Leo un artículo de Ignacio Escolar, en la Contraportada del diario “Público”, en el que dice: “Aquellos que piden que PSOE y PP pacten los grandes temas de Estado pueden dormir tranquilos... Puede que ante cuestiones menores, como la educación o la justicia, el consenso sea imposible.” Habla luego de que la gran coalición siempre está ahí para salvar la patria y sus valores. Y cita cuatro ejemplos de esos asuntos de gran trascendencia: la regulación de la prostitución, el aumento de tropas en Afganistán, la no promoción de fiestas en las que se maltratan animales y la reprobación –que no- de las palabras del Papa contra el condón. No niego que sean importantes estos cuatro temas, pero, jo, llamar cuestiones menores a la educación y a la justicia, me parece temerario y me parece inconsciente.

Pienso en los libros de los que he hablado en la anterior charrada y pienso en el asesino –no presunto, joder ya, que lo vieron unos cuantos- de Benjamín Gracia el martes. Igual, a él y a otros así, les podría venir bien leer –y asimilar- ese tipo de libros. Igual esta sociedad tiene que reflexionar algo más y condenar algo menos –o condenarse a sí misma-, porque probablemente, a la vista de los asesinatos de tantas mujeres por sus parejas, de un chaval en el metro porque pensaba de manera distinta, de la chica de 16 años del otro día... o de Benjamín, a la vista de todo esto, como digo, concluyo que la que falla es la sociedad, que no ampara a sus miembros, que los hace víctimas y verdugos.

José Luis, el alcalde, cuando dijo en público que se suspendían las fiestas, habló de que había que reflexionar sobre lo sucedido. Y creo que sí, que se impone hacerlo. Seguro que tenemos todos un dandalo, un runrrún, cada cual el suyo, pero todos alguno.

La sociedad, pienso, es algo más que la suma de sus partes, es decir, que la suma de quienes la componemos. Sin embargo, también creo evidente que su entidad, la cualidad existencial y esencial, se la damos los individuos; en el fondo, es un ente abstracto que nos sirve para echarle culpas y quitarnos responsabilidades individuales. Por tanto, creo que hemos de reflexionar cada uno, que es, por otro lado, como únicamente se puede hacer eso de verdad. Una vez obtengamos alguna conclusión, tenemos que actuar con consecuencia. Así podremos conseguir que cambie el conjunto, el grupo que somos y que llamamos sociedad; la que juzga y condena a sus miembros, pero también la que los educa y por los que ha de velar. En todo caso, hemos de seguir preguntándonos por qué suceden estas cosas y cómo conseguir que nunca más sucedan. Y no inhibirnos en cuanto a comportarnos según hayamos decidido que debemos.

En el tanatorio, con Carmen Gracia Longás, recordábamos nuestros juegos de chicos por los graneros de su casa, yo, por la proximidad en cuanto a edad, con Jesús más bien, aunque también, y no poco, con ella. Durante el silencio en la Plaza, pensaba también en María Dolores y en los dos hijos que les quedan, Enrique y el pequeño, que no recuerdo su nombre... y, aturdido, sigo pensando en que habrá que pensar que algo pasa cuando alguien decide que va a matar a otro, y no deja de hacerlo. A lo mejor le pareció ser menos algo, menos hombre por ejemplo, si no cumplía lo que se había propuesto hacer. También éste es una víctima, aunque haya sido el verdugo.

No son asuntos de pequeño calado, pero no por ello hemos de reblar: hay que afrontar para ver de resolver. La familia no quiere venganza, malo sería. Hay que ayudarles, hay que estar con ellos; este chandrío nos atañe a todos. Igual la educación pudiera servirnos para saber convivir. No entiendo, insisto, cómo pueden ser temas menores la educación y la justicia, ni cómo pueden dejarlos en segundo plano quienes gobiernan. Así sí que vamos aviaos, desde luego.

(Veo que ha sido esto un batiburrillo, una tormenta de ideas y palabras, pero, como no me veo capaz de ordenar ni de expresarme mejor, supongo que por el agolpamiento de emociones y cavilaciones, y como no quiero dejar de decir lo que me pete, aquí -y así- lo dejo)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿QUÉ ES LO MISMO?


El desbarajuste en el que me he visto inmerso a lo largo de todo este verano, acentuado en los últimos veintitantos días, iba acabando, dejando paso al sosiego que me es preciso para poder sentarme y decir cualquier cosa aquí delante, de modo que ayer iba a ponerme, por fin, manos a la obra. Quería decir acerca de las dobles morales y la autoayuda. Pero, al enterarme del asesinato de Benjamín, el estupor me dejó en silencio.

Hoy, algo más calmado, me pongo, a ver qué tal.

La doble moral, el doble rasero es palmario en lo que ha sucedido en Benidorm. Y no me refiero a que el PP critique ahora a otros lo que ese partido hizo allí mismo. El tema del transfuguismo me huele raro. Resulta que no es ilegal que alguien decida cambiar. Y, sin embargo, es vilipendiado como en otros tiempos lo hubiera sido un apestado: hay un pacto antitransfuguismo. Que se respeta, aparentemente, según convenga a los respetadores. A mí me da por pensar que no haría falta ese pacto si no fueran las elecciones mediante listas cerradas. Pero, ya que lo son, también me da por pensar que, quizá, la persona tránsfuga o desertora o como se quiera llamar, puede que cambie de ideas de manera real y sincera. Es decir, que lo haya pensado, que cambie porque su conciencia así se lo dicta. Porque, vamos a ver, eso que se llama disciplina de partido a mí me parece dictadura de partido. Lo más antidemocrático de una democracia es un partido, visto de esta manera. Y, desde luego, si la Constitución a la que tantas veces se refieren y tanto reverencian, según convenga, ampara estos hechos, contraviniendo, como se ve, ese pacto “conveniente”, habrá que deducir que, o no está bien hecha, o no se sabe –o no se quiere- aceptar las reglas que se inventaron para convivir en democracia. O esos pactos no son del todo democráticos, sociales, lógicos o humanos. O qué sé yo: en todo caso, he aquí lo que decía de los distintos raseros, las distintas varas de medir, la doble moral de los morales.

Hay muchos, pero muchos, muchos, que denuestan a los libros de autoayuda y a quienes los leen. Pues bien, quizá por mi profesión, he tenido que observar y analizar algunos de esos tratados. Y no todos merecen ser juzgados de manera peyorativa (me viene a la cabeza, por poner sólo un ejemplo, pero hay muchos más, el libro de Martin E. P. Seligman titulado “La auténtica Felicidad”, libro que nos recomendó en un curso Santiago Gascón, profesor de Psicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza). Hay personas a las que sirven, como puede servirles el Tao, por ejemplo. Les hacen conocerse y les ayudan a mejorar. El hecho mismo de intentarlo, el hecho de acercarse, de buscar, ya les da puntos a favor. Nos dice que esa persona tiene, por resumir, buenas intenciones y ganas de aprender y de crecer.

Quizá no hayan leído los tránsfugas de Benidorm ningún libro de este jaez, pero hayan decidido, de buena fe, que es mejor para su pueblo hacer las cosas como las han hecho. También puede que sí, que hayan aprendido cosas de esos libros y hayan sido consecuentes con los dictados de su conciencia. Puede que no obedezcan a dictados interesados, o de intereses personales y egoístas. ¿Por qué hemos de creer, en todo caso, que son unos frívolos mercachifles?

Yo prefiero creer en la buena fe del personal, me es más cómodo. Podéis pensar, también, que soy un ingenuo... y, joder, ahora que lo pienso al releer, que barro pal PSOE. Pues no, quede claro que no: no defiendo a ese partido, ni a ninguno. Lo dicho más arriba respecto a los partidos lo digo por todos.

martes, 1 de septiembre de 2009

... Y ALLÍ ESTUVIMOS

Bueno, pues sí, allí estuvimos unos cuantos.

Lo que leyó Fernando, ya lo tiene referido Marisancho. Creo que la jornada, el ratico aquél, estuvo bien. Hubo gente.

Yo firmé un papel en el que se decían cosas a reivindicar. No estuve en desacuerdo con esas cosas, por ejemplo, exigir que se firme un protocolo de actuación en estos casos. Al parecer, un par de meses no hace aún que se firmó uno, que no ha servido de nada, porque uno de sus puntos decía que tienen potestad para decidir que se entre en estos terrenos los torpes que ahora la han liado. Así que, en fin, estuve de acuerdo, como digo. Sin embargo, eché de menos pedir que se vayan, que se vayan los militares. Si no es posible que desaparezcan, que se vayan, aunque sea a la mierda. Pero no, no vi que se pidiera esto.

También vi que se pedían compensaciones... y vi allí a alguno que otro que no creo que tenga mucho que ver con los conceptos juntos de monte y comunal. O su desfachatez es mucha: tiene en el monte comunal de Tauste edificada una parcela para su uso privado. Edificada y vallada. Me parece que pertenece a un partido –o alguien significado de su familia- que estuvo reivindicando lo mismo que, en mi opinión, menoscaba con su actitud. Es más, hay tribunales que han sentenciado que ha de derribar y pagar una multa. Así pues, su presencia allí era una falacia. Y con la mía nada tenía que ver.

Me gustó la actitud en general, me gustó lo que leyó Fernando. Y que se plantara una sabina. Ya digo, eché de menos el apartado que digo en el papel a firmar y de más al individuo del que hablo.

Siento que no sea éste un escrito tan positivo o tierno como el de Marisancho. Pero lo que he dicho tenía que decirlo.