DIGNIDAD

lunes, 27 de julio de 2009

LOS BEATLES DE MÁLAGA


El sábado próximo, el día 1 de agosto, empieza la VI edición de “En verano al recreo”.

Se inicia la cosa con unas gentes de Málaga que conozco, aunque hace algún tiempo que no los veo tocar, que se dedican a calcar a los Beatles, a los de la primera época; y lo hacen bien, pero bien, bien. Se llaman The Silver Beats.

Mi amigo Txema, al que muchos le dicen José María García Ballesteros –mia tú qué cosas- me contó, luengo tiempo ha, que habían formado un grupo que se dedicaba a eso, a rendirles homenaje como mejor creían, sabían y podían: cantando sus temas. Ya conocía yo también a Jesús, su hermano, y sabía de su fiebre por los de Liverpool. A mí me gustan mucho también. Me gustan como las judías con chorizo o los chanquetes, es decir, sé que me gustan esas cosas desde que las conozco, desde que sé que existen y las he probado, desde siempre, vamos. Me acerqué al Route 66, un garito de Fuengirola en el que actuaban con asiduidad, y allí flipé: era como si hicieran un playback de ésos, parecían talmente los Beatles. Ha llovido no poco desde entonces; ahora, tras tanto rodar y trabajar -ya casi podría decirse que lo suyo es virtuosismo-, en el recreo de la escuela de Tauste (la que podría llamarse Escuela 23 de abril), todos los que queráis acudir podréis disfrutar de un remedo, increíblemente fiel. Como cerréis los ojos, os parecerá estar escuchando a los John, Paul, George y Ringo. En serio.

Ayer hablaba con Txema –que es el de la foto de arriba: estamos dos, ¿no? uno soy yo, pues él es el otro, mira que es fácil- mientras conducía hacia Antequera, donde iba a asistir a un concierto de Blues, y me hizo ver que tienen mucha ilusión por tocar en Tauste, tan lejos de su zona habitual. Ya queda muy poco para ese momento, el de su debut en tierras aragonesas. Me dijo también que ahora, allí en Málaga, ha salido un grupo que les hace la competencia. No conozco a ese nuevo grupo, pero estoy seguro de que aún les falta mucho para ser tan competentes como los Silver, pues éstos llevan mucho tiempo rizando el rizo.

Según cuentan los del Sgt. Beatles Fan Club, que es el mayor de los clubes de fans de los Beatles de España, los malagueños son los mejores de nuestro país. Mira por dónde: vais a poder verlos todos los que estéis por aquí cerca.

Si queréis ir conociéndolos, aquí os pongo su web:
http://www.thesilverbeats.es.kz/

miércoles, 22 de julio de 2009

LA CALOR Y LAS NEURONAS

Todo correcto

Volvía de correr, por el Camino las Viñas, y el amigo Ángel Martínez (Mandajo), desde el púlpito de la máquina diabólica que conducía, se ofreció a llevarme, porque, me dijo: “ña queres estalentáu: correr con el sol que está caindo. Hala, que te subo en el tratol”. Me quedé caviloso. Pensaba que, en Aragón, solemos usar de cierto modo la palabra talento. Entendemos cuando se nos dice que alguien tiene talento para la pintura, las matemáticas o la poesía, pero más bien la usamos como buen juicio o discernimiento para resolver problemas, sean éstos cotidianos o inesperados. Hay, empero, más acepciones: Eduardo Lolumo dijo el lunes pasado que había sido un día canicular y que el siguiente también iba a hacer calor, esta vez con talento. O sea, no sólo expresa una facultad humana la palabra de la que estamos hablando: también el clima puede tener talento. Y en Ejea la usan más. Para entenderlo, mejor pongo un ejemplo: hay dos personas, una de ellas de Ejea, viéndome correr el Maratón de Madrid. La que no es de Ejea, dice: “¿Tú cómo ves que va Roberto? ¿rápido?” Y el de Ejea, seguro, contesta: “¡Ta! ¡Lentoooo!" Aún hay que decir, en fin, que, en Aragón, la acepción de talento como imaginaria moneda griega o romana está en desuso. Pero, si nos enteráramos de que alguien tiene un millón de arrobas de esas monedas, diríamos que tiene talento quien sabe administrar tanto talento.

Bien, como decía, Ángel iba arrellanado en su tractor mientras me increpaba de la manera que os he relatado. No quise subirme, yo pretendía seguir corriendo, así que le di las gracias y le ceñé con las manos para que se fuera... a la vez que vi lo que me pareció un barral, y yo tenía sed. Como ya se había marchado, para no pensar en mi hidratación, preferí pensar en que esa palabra es probable que no la conozcan muchos jóvenes. Así que trato ahora de definirla, con un toque que se asemeja al modo usado por José Luis Coll en sus diccionarios: barral, según la mayoría que sabe qué es, es una garrafa. Y es cierto, lo que pasa es que considero necesario puntualizar que no de plástico. El barral con el que mi madre me mandaba a comprar vino a la Señá Petra, la Viola, era de cristal, o vidrio, y estaba envuelto por una malla de plástico de muchos colorines, con el fin de poder transportarlo. Así pues, podríamos decir que un barral es un recipiente de vidrio o cristal rodeado de cualquier suerte de artilugio que sirva para su transporte y almacenaje, generalmente situado en el mostrador de un bar, que puede usarse para mezclar líquidos y tierra.

Así quedó escrito en mi esmo. Ya estaba cerca de Tauste, de casa, del agua... Y crucé lo que cruza el Camino las Viñas, aún en construcción: la nueva variante. Me fijé en que la labor que lleva a cabo una de las máquinas es, ni más ni menos, la de enronar. Y se me ocurrió, ya puestos, tratar de definir esa palabra, pensando en escribirla aquí, por si hay lectores que no la conozcan: cubrir de escombros, bien sea con Bacardí, Negus o cualquier otra marca.

Y al poco llegué a casa. Menos mal. Igual tengo que acudir con Miguel al mismo psicoanalista.

lunes, 13 de julio de 2009

LO QUE ES, ES... ¿PERO ES COMO LO VEMOS?

Igual ni son novios

Hace unas noches estábamos Mariajosé y yo en el Guacamayo cuando entró un grupo de varios miembros y miembras. Mientras hablaba con Tere Clemente, en un momento determinado precisé decirle algo a Jaime Carbonel, así que toqué el antebrazo izquierdo de aquélla para disculparme por interrumpir nuestra conversación, observando que llevaba un bolsico de mano dorado entre las suyas. Al rato, viendo a Santiago Francés ir y venir de su sitio a la barra con las comandas de los que allí solicitaban el condumio, se me ocurrió pensar en lo cómodo que le resultaba a Fernando servir, si los clientes han de portar sus consumiciones de la barra hasta su sitio. En ésas estaba cuando observé que abría el mencionado bolsico y extraía un paquete de Fortuna. ¿Qué podemos pensar acerca de la propiedad del mencionado recipiente dorado, sabiendo que Santiago y Tere son matrimonio? ¿Que es de ella? Sigamos: al rato, volvimos a encontrarnos a la misma cuadrilla en “Ranas’ House”, o sea, en “Lo Moi”. Cuando nos íbamos a sentar, en la mesa a la que nos dirigíamos estaba el bolsico tantas veces mencionado y, al reclamármelo Pilar Salas como suyo, le dije que había colegido yo que era de Tere. Pues no: Pilar, creo que cuando se fue en el “Guaca” a pixar, se lo dejó a aquélla para que se lo guardara. O sea, la interpretación de lo que parecía más lógico, esta vez había sido errónea. Y mira que tenía lógica la explicación de lo que era real. Pero a veces nos adelantamos, elucubramos... y nos equivocamos.

Hay otro ejemplo de esto que digo: en la Constitución Española se dice, en su artículo 32, lo siguiente:

Artículo 32.
1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
2. La Ley
regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.

Pues bien, me acuerdo del follón que se armó cuando hubo recursos y todo ante el Tribunal Constitucional por el asunto de las bodas entre hombres o entre mujeres. Yo no tengo mucha idea de cosas de leguleyos, pero, una vez leído el primer apartado de dicho artículo, entiendo que está bien claro que hombre y mujer tienen los mismos derechos, y que no sólo puedan contraer matrimonio el uno contra el otro. El segundo apartado tampoco dice nada en contra de lo que vengo diciendo yo. Interpretar de otro modo esta cosa, que forma parte de aquel todo que en 1978 decidió la mayoría de los españoles que iba a ser la Ley de leyes que iba a ordenar nuestro sistema de funcionar como Estado, es buscar tres pies a gato –no a Miguel, ojo-, pues es cosa simple, clara y concreta. Y, sin embargo, ha habido, y hay, quienes dan vueltas y vueltas, mareando la perdiz, a fin de tratar de quitar derechos a los homosexuales que, como españoles, tienen.

¿Y la interpretación de lo que pasa en Honduras? Ésa es una interpretación más complicada, casi se parece a la equivocada que yo hice de la propiedad del bolsico de Pilar. Pero sólo en lo conceptual, porque, en cuanto a la intencionalidad, no se parecen ni por asomo: la legitimidad de Manuel Zelaya está fuera de dudas, aunque sus maneras hayan dejado que desear. Así que la Comunidad Internacional -¿se sabe qué es esto, este eufemismo en el que se habla de comunidad a cosas que tan poco tienen en común como EE. UU. y Venezuela, por ejemplo?- ha de condenar al mílico Roberto Micheletti, por golpista... Bien, pero yo no tenía aviesas intenciones cuando me equivoqué en el Guaca, sin embargo, ¿qué porcentaje de limpieza tiene el trigo que es Zelaya? Leamos. Esto es parecido a lo de opinar a favor o en contra del cierre de Garoña, que ya comenté el otro día. Que el maniqueísmo es peligroso y, seguramente, equivocado por definición.

Esto de interpretar las cosas tiene su aquél y ha de hacernos cautos, porque, vamos a ver, cuando el otro día mi tío Antonio “Carabinero”, tío mío y de Emeesecé, refiriéndome los chandríos que decía sufrir en la Residencia de Ancianos donde lleva confinado desde enero, acabó diciéndome, tras detallármelos “... y eso, contino”, yo interpreté que lo que me contaba era algo que sucedía de manera incesante y también acertada –es decir, con taute, con tino-, ¿se puede decir que me equivoqué? Cuando mi tío Antonio “Valerico” –tío mío y de Emeesecé, como digo-, hombre zaurín y zereño toda la vida, pero que siempre ha parecido un chicheta por lo inocente y dócil, me hablaba de modo tan vehemente, ¿he de interpretar algo distinto de lo que he dicho?

Puede que sí, ya digo, todo es susceptible de que se le vea otra cara... o casi todo.

viernes, 3 de julio de 2009

LOS CONFLIZTOS Y EL KONFLIKTO



Te dan, aquí y allá, cursos acerca de las habilidades sociales. En muchos casos se concretan en explicar habilidades comunicativas para resolver conflictos. Te dan pautas a machamartillo para que seas capaz de discutir con alguien y no acabar a mamporros. Se convenza el otro, te convenzas tú o ninguno se apee del burro, lo importante es que se haga de manera civilizada, procurando no herirse recíprocamente. La asertividad, por ejemplo, es uno de los métodos usados: tú dirás al otro lo que quieras decirle, sin que el otro se sienta ofendido... y sin ofenderle, claro. En resumidas cuentas, todo esto es para hacer ver que el hombre es capaz de convivir y entenderse con los demás sin tener que usar la violencia. Así pues, si no se consigue en el plano individual, se dice que se ha fracasado en estas habilidades. Vamos, que no sabes, que no eres hábil para relacionarte. Que te des media vuelta y no vuelvas a discutir hasta que no hayas adquirido esas habilidades que te faltan, so torpe, pero no arrees hostias o escupas al de demás.

Muchos no estamos de acuerdo en que, como en EE. UU., cualquiera tenga armas. En El Salvador, según tengo entendido, es bastante normal pertenecer a alguna “Mara”, que es una pandilla que se enfrenta a las otras maras casi como único objeto de existencia, pues ésta se basa en la preponderancia, en destacarse, en afirmarse como ente, agrediendo a todos los demás para vencerles. Los sesudos dicen que quien necesita recurrir a la violencia para hacer valer sus opiniones o sus “loquesea”, no tiene aprendidas las habilidades necesarias para negociar o discutir. Estoy hablando, hasta ahora, de los individuos y de grupos, pero, ¿y si hablamos de los estados, que todos tienen ejército –menos Costa Rica y algún otro, creo- y que, si no consiguen convencer cuando negocian con otros iguales, en lugar de dejarlo, tratan de disuadir con las armas? ¿Es eso un fracaso, cuasi permanente, de las habilidades sociocomunicativas de los macrogrupos que son los Estados? ¿No pueden darse media vuelta, pensar y procurar aprender a negociar, adquirir las habilidades, en lugar de pegar el zapatazo de aquí estoy yo y te voy a convencer por la fuerza, a ver si ganas tú, o quién gana? Para eso no harían falta ni los güínchester ni los tanques (perdón, Moi: carros de combate).

Esto ya hace días que lo tenía yo cavilado, pero no es por eso por lo que me he puesto a escribir esta vez, esta vez es porque anoche oí –y vi en la tele- a Arnaldo Otegi decir unas cosas... vaya cosas.

¿Habéis observado la cara que pone, bueno, o que tiene, no sé, de mala leche?, ¿de amargado? ¿de pendenciero? ¿Tendrá hijos?

Bueno, que me voy. En Estrasburgo han dicho que la panda de torpes asesinos a los que él pone voz y cara (¿habéis observado la cara que tiene, repito?) no están por la convivencia, ni por acatar las leyes ni sus actos son legítimos, democráticos y esas cosas. Como no le cuaca esa sabia declaración, dijo que la izquierda abertzale de Euskal Herría ha sido proscrita por Europa, que ésta ha dado un paso atrás y hace un apartheid, siendo los negricos ellos, esos torpes que digo. Ése es un mensaje o comentario aparentemente esquizofrénico paranoide. Obsérvese que no digo que él lo sea, sino que lo es su comentario, y en apariencia, pues no cree lo que dice, no es sincero: es mucha pachuchada semejante pachuchada. Él no, en realidad, a mí me parece que un rasgo de su personalidad es la amargura. Bueno, y otros dos, como consecuencia del anterior: el rencor y el odio. Éstos son rasgos conscientes, la esquizofrenia paranoide no. Creo que él es consciente de su amargura, de su rencor y de su odio, él sabrá –seguro- de dónde le vienen, por qué es un amargado y por qué y a quién odia. Y se pone a decir tonterías y disparates, representando a los torpes sicarios. Por cierto, quizá le gustaría, con ese tono chulesco provocador, ser un héroe, un almogávar moderno, un gudari, como dicen. Sin embargo, para alimentar su frustración, sólo lo metieron en el trullo, donde, por cierto, sus coleguitas lo olvidaron pues de poco les valía. Vuelve a salir y, hala, otra vez a tratar de ser héroe. Pobre hombre. ¡Cuánto añoraré a Mario Onaindía! Creo que voy a releerme sus libros Guía para orientarse en el laberinto vasco y El precio de la libertad.

Y otra vez me he ido por las ramas, pues lo que en realidad quería decir es que, cuando casi acababa su perorata, aludió a los ciudadanos y ciudadanas de Euskal Herría. Me pareció un uso muy moderno del castellano, usó la moda, tan denostada por artificial, por horrible y por errónea, de decir los dos géneros. Y, ahora que lo pienso, no sé –nunca le he oído hablar en vasco- si en vasco también será moderno decir, si también se dirá, ciudadanos y ciudadanas, en lugar de un neutro que comprenda ambos conceptos... ni tampoco sé qué querrá decir este hombre cuando habla de ciudadanía. Él, el hombre que habla del “konflikto” vasco, el que lo resuelve con habilidad.